REFLEXIÓN 12 DE MARZO 2019

 In Cuaresma, Jóvenes

Este tiempo de cuaresma es tiempo de seguir en marcha. De recordar por qué estoy en camino. De avanzar, y saber atravesar (quizás) los espacios más desiertos, las tormentas, las preguntas y dificultades que son parte de la vida y de la fe… Este tiempo de cuaresma lo podemos leer como tiempo de caminar, con Dios como guía…

 

ORACIÓN

Señor, ¿quién soy? La eterna pregunta. Que no siempre sé responder. Soy a veces tierno, y otras distante. A veces dudo y otras creo. A veces amo, y otras rechazo. Hay días en que puedo con todo. Otros días, con nada. Los estudios, o el trabajo, en ocasiones me llenan, y otras veces me secan. Hay momentos en que siento que los otros me conocen. Luego me veo como una isla inaccesible, y siento que nadie sabe nada de mí. Un día quiero seguirte, y otro echar a correr en dirección opuesta a tu evangelio. Yo mismo no siempre lo tengo claro, mis contradicciones, tensiones, miedos, inseguridades…

… Ayúdame a avanzar muy dentro. Ayúdame a quitar las capas y las máscaras. A mirarme en el espejo de tus ojos con la misericordia que todo lo sana. Ayúdame a ponerle nombre a mis historias. Ayúdame a aprender que, a tus ojos, soy Hijo, soy Amado, soy Enviado, soy Barro frágil ¿Quién es mi hermano? ¿Quién es mi prójimo? En medio de una multitud de rostros: en clase, en casa, en la calle…A veces me da miedo pasar por muchas vidas sin abrazar ninguna. Conocer muchos nombres, pero pocas historias. Compartir muchos tiempos, pero poca vida. Me asusta poner demasiadas barreras, establecer contraseñas para limitar el acceso a mi vida. Y me sé ciego, y sordo, y mudo, cuando hay quien necesita que le mire, que le escuche, que le hable. … Ayúdame a salir afuera. A esa intemperie donde te vuelves accesible, y vulnerable. A esa desposesión que se deja invadirpor otros. A tender la mano, a veces para ayudar, y otras para pedir ayuda. Ayúdame a aprender que, si vivo contigo, soy Hermano.

¿Cómo vivir? ¿Qué tener? ¿A qué aferrarme? ¿Por qué luchar? Quiero apostar por algo que merezca la pena. Elegir un camino, sin quedar preso de todo lo que dejo atrás. Arriesgar, sin quedar atascado en las incertidumbres. Quiero amar lo concreto, lo de carne y vida. Quiero, como Tú, poder partir y compartir el tiempo y los días. Aceptar la porción de noche que me toque… Pero yo solo no puedo.

… Por eso te pido que me seduzcas, que me guíes. Sé mi luz, mi horizonte, mi escuela, mi maestro. Desinstálame todas las veces que haga falta. Empújame, si ves que me estanco. Rompe las cadenas que me aprisionan en seguridades engañosas. Ayúdame a descubrir que me quieres libre.

(Fuente: Pastoral SJ)
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