Convivencia Juvenal (Confirmación)
El pasado fin de semana, del 5 al 7 de abril, estuvieron de convivencia 106 catecúmenos y catecúmenas de 15 a 17 años de la parroquia que se están preparando para recibir el sacramento de la confirmación. Pero no estuvieron solos… Dios y 23 catequistas jóvenes junto a un Misionero Redentorista estuvieron a su lado. Las vivencias de esos días han sido muchas, desde risas porque alguien llena unos zapatos de papel higiénico y cuando intenta ponérselos no puede, hasta profundizar en el sentido del perdón, de la entrega o de la muerte a través de la Pasión de Jesús.
Con la llegada del viernes, nervios por cómo será la convivencia. Empezando con un juego después de la cena para quitar esos nervios, y después de este, oración de la noche para poner en manos de Dios lo que se iba a vivir en esos días. El sábado por la mañana, a pesar del mal tiempo, un grupo (el que quiso), subió a la montaña para reflexionar sobre la última cena, el significado sobre celebrar y también sobre el arrepentimiento y el perdón.
Después comer y de un merecido descanso, llega el tema de la tarde: el camino de Jesús llevando la Cruz y su muerte. A través de la reflexión de sus propias “cruces”, estos jóvenes profundizaron sobre su propia vida, sobre aquello que les pesa, que les cuesta enfrentar, como puede ser la muerte de un ser querido o sentirse traicionado por alguien cercano. Esa tarde se pudo ver alguna que otra lágrima.
Esa misma noche se preparó todo para la Adoración de la Cruz. Con el último aliento de Jesús, nos pusimos ante la Cruz para descubrir que en el dolor también puede existir un amor inmenso por parte de Dios. Con este momento tan íntimo, termina un día lleno de sentimientos encontrados.
Por último, el domingo, la Resurrección de Jesús. Una reflexión sobre los momentos felices de la vida y también sobre aquellos momentos en los que se duda de Dios, pero alguien llega de repente y transforma esas dudas en Fe.
Todos estos momentos de reflexión eran compartidos en grupos. Y era maravilloso ver cómo contaban pensamientos y vivencias íntimas, cómo confiaban los unos en los otros y el regalo que ha sido para todos cada una de las personas que han estado en la convivencia. Ya en casa, después de la Eucaristía de 20h, se compartían mensajes de agradecimiento por los momentos compartidos en un fin de semana lleno de risas, lágrimas y algún que otro papel higiénico metido en unos zapatos.
Dios ha hecho de las suyas otra vez y ha convertido una simple convivencia en un momento especial de alegría, entrega y confianza.
Javier Alonso (Catequista grupo de Reskt de la Parroquia)
