Una reflexión para cada día: Quinto lunes de Pascua 11 de mayo 2020
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él. […] El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. […] Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.” [Jn 14, 21-26]
“¿No deseas poder ser feliz en todos los aspectos de tu vida? ¿No tener que aceptar nada que no te agrade…?¿Sentir que la vida es controlada por ti en lugar de ir a rebufo de ella en el vagón 23?
-No respondí…
Finalmente me miró y me soltó las tres preguntas que llevaba años deseoso que alguien hiciera: ¿Quieres o no quieres controlar tu vida? ¿Quieres o no quieres ser dueño de todos tus momentos? ¿Quieres?
Y dije que sí, el sí más alto y más potente que ha salido de mis cuarenta años de vida.” [Albert Espinosa, “Si tu me dices ven lo dejo todo… pero dime ven”]
Dani es el protagonista de este maravilloso libro. En su oficio se encarga de buscar niños desaparecidos, y tras el abandono de su pareja, volverá a reencontrarse con su pasado. Lo que le hará reflexionar sobre la vida, el amor y las cosas que realmente importan.
Todo el mundo se puede sentir identificado con este sentimiento del amor. Desde el amor de un hermano, a una pareja o el de un amigo, pero por encima de todo; del amor incondicional del Señor hacia nosotros y viceversa. Es verdad que en ocasiones dicho amor se puede quedar estancado u olvidado, y es en esos momentos cuando no guardaremos su enseñanza como bien se explica en el Evangelio.
Como católica, hay que tener en cuenta que el amor que el Señor siente hacia nosotros no tiene límite, aunque nosotros en ocasiones no lo veamos. Puede haber un mal día, un mal momento, pero reconforta saber que el mensaje de amor del Señor siempre está presente. Y como dice la frase: “no hay nada más fuerte que el amor”. (Andrea Beltrán – Comunidad del Perpetuo Socorro de Madrid, Cuaderno de Pascua 2017)