Una reflexión para cada día: Cuarto viernes de Pascua 8 de mayo 2020

 In Destacadas

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». [Jn 14, 1-6]

Hoy no sopla el viento. Dónde estás. He aprendido a reciclarme tantas veces meciéndome contigo que, a simple vista, diría que me he perdido. En qué dirección soplas ahora. Dímelo para que salga a mi encuentro, pero no me grites, no me acalles… sopla como siempre, lo justo para que nos sigamos entendiendo; mismas caricias, mismos vestigios. No seas huracanado, no destruyas el pasado.
Hemos compartido todo en menos de un suspiro. Yo no sería ahora, si tú no me hubieras despeinado. No sé cómo decirlo, pero me he acostumbrado a tu ruido. [Pablo Sáiz, “Hoy no sopla el viento”]

Muchas veces sentimos que no tenemos a Dios cerca, que nos ha abandonado, que no sabemos por qué, pero no lo encontramos. ¿Acaso hemos hecho algo malo? ¿Qué es lo que quiere ahora? ¿Por qué no hace el ruido de otras veces? Nos sentimos vacíos, huecos, sentimos cómo el eco puede escucharse dentro de nosotros mismos. Le necesitamos. Le necesitamos, aunque algunas veces intentemos negarlo. Él nos perdona, él nos pone a personas para que volvamos a encontrar su camino, a seguirlo. Él nos quiere, y aunque a veces llegue como una bofetada, como un viento huracanado, es porque lo necesitábamos, porque nos echaba de menos.

Me gustaría pedir por todas esas veces en las que nos alejamos de Ti, todas esas veces en las que nos olvidamos de que nos acompañas en nuestro viaje y doy gracias por haberte encontrado, “yo no sería ahora, si no me hubieras despeinado”. (Mar Buisán – Comunidad de Zaragoza, Cuaderno de Pascua 2017)

Recent Posts

Leave a Comment