Una reflexión para cada día de Cuaresma: Lunes 2 de marzo

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Cuando venga el Hijo del Hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Y dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid vosotros, los que mi Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis, anduve sin ropa y me vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme.’ Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos forastero y te recibimos, o falto de ropa y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis.

“Luego dirá el Rey a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me recibisteis, anduve sin ropa y no me vestisteis, caí enfermo y estuve en la cárcel, y no me visitasteis.’ Entonces ellos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos?’ El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que no hicisteis por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicisteis.’ Estos irán al castigo eterno, y los justos, a la vida eterna”. Mt 25, 31-46

Este texto es impresionante. Jesús deja claro que Dios está presente en cada ser humano, sea quien sea, viva como viva, esté donde esté. Nunca remarcaremos suficientemente que la originalidad y la singularidad del cristianismo consiste en que afirma su fe en que Dios se ha fundido y confundido con el ser humano. La verdadera imagen del Dios vivo es el encarnado en el ser humano.

Pero el texto de este evangelio concreta más: no se fija sólo en el ser humano, sino que precisa más y centra la atención en el ser humano que sufre.

Lo más sagrado es la vida de las personas. Dios se ha hecho uno de nosotros, ¿por qué somos más sensibles a los objetos sagrados que al ser humano? Podemos llegar a ser muy religiosos, pero ¿realmente somos plenamente seguidores del Cristo encarnado en la humanidad? Podemos considerar ésta nuestra ceguera como una asignatura pendiente.

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