Una reflexión para cada día: Tercer sábado de Pascua 2 de mayo 2020

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Muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen». Dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios». [Jn 6, 60-69]

Perdona– le dijo el besugo a la sardina-, eres más vieja que yo y con más experiencia. ¡Seguro que puedes ayudarme! Dime: ¿Dónde puedo encontrar el eso que todos llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes, sin resultado.

¿El Océano? – respondió la sardina-. ¡Es donde estás ahora mismo!

¿Esto? ¡Pero si esto no es más que agua…! ¡Lo que busco es el Océano! – replicó el pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar a otra parte.

¿Cómo es Dios? ¿Dónde está Dios?
Dios está en todas las cosas. Su presencia llena el mundo, habita cualquier sitio y llena todo vacío. Está en la calle y dentro de los colegios, de casa y del coche.
Se trata, simplemente, de mirar de una manera especial, de encontrar desde dentro. Los ojos no siempre ven, hay que buscar con el corazón.
Dios es como el Océano. Porque a veces, sin querer, creemos que Dios es Aquel que nos dice lo que hacemos bien y lo que hacemos mal, o alguien que nos juzga constantemente… Otras veces pensamos que es una especie de mago con varita o el rey de los genios que conceden deseos, o una especie de “energía” …
Y esto, hace que no tengamos ganas de encontrarnos con él. Pero la cosa cambio si sabemos que Dios es amor.[Anónimo, “El pez que no veía”]

Me acuerdo perfectamente del momento en que leí este texto. Tenía apenas 13 años y era mi primer día en Adolescentes, el grupo de preparación para la Confirmación de mi parroquia.

Cómo es Dios o dónde está son preguntas que siempre han rondado por mi cabeza, pero que nunca habían salido de ella, ya sea por pensar que era una cuestión absurda o, simplemente, por timidez. Le solía imaginar como el típico “señor de bata blanca, barba espesa, sandalias y que vive entre las nubes” que tantas veces ha sido representado en los dibujos, pero siempre he creído en algo más.

Ese “algo más” me inquietaba, y quizá este texto fue el que “activó” ese algo en mi cabeza que me dijo que éste era el buen camino, que tenía que seguir creciendo y resolviendo mis dudas acerca de mi fe.

Y no me equivocaba. Casualidad o no, tres años después, unos días antes del momento de mi Confirmación, haciendo limpieza en mi habitación, encontré el papel en el que estaba escrito este texto; pero ahora era distinto. Sabía perfectamente lo que responder a cada una de las preguntas. (Johanna Moreno – Comunidad de San Gerardo, Cuaderno de Pascua 2017)

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